EL TEXTO NARRATIVO
El texto narrativo es el relato de acontecimientos de diversos personajes, reales o imaginarios, desarrollados en un lugar y a lo largo de un tiempo.
Cada autor tiene un estilo particular en su narración. No obstante, hay reglas generales que se cumplen en la mayoría de los textos, como la estructura:
- Introducción: Aquí se plantea la situación inicial.
- Nudo: En esta etapa aparece el conflicto. Este problema será el tema principal del texto e intentará ser resuelto.
- Desenlace: Finalmente, el conflicto encuentra solución.
A su vez, podemos distinguir una estructura externa y una interna:
- Externa: Divide el contenido en capítulos, cantos, partes, tratados, secuencias, etc.
- Interna: Son los elementos que conforman la narración:
a.- Narrador: Puede haber un narrador o más. Puede ser un personaje dentro de la historia (relatará en primera o segunda persona) u omnisciente (narrará en tercera persona).
b.- Espacio: El espacio es de suma importancia en la narración. En su descripción, podemos encontrar mucho de lo que el autor nos está tratando de comunicar en la generalidad del relato.
c.- Tiempo: Existe un tiempo histórico (o externo) que es la época en la que se desarrolla la historia, y un tiempo interno que es la duración de los sucesos del relato. Este tiempo interno puede seguir un orden lineal, o puede haber idas y vueltas en el tiempo, jugando con el pasado, el presente y el futuro.
fuente:
http://lengua.laguia2000.com/tipos-de-texto/el-texto-narrativo
lo vemos en un esquema
los tipos de narrador
Nudo:
Desenlace:
lo vemos en un esquema
los tipos de narrador
Narrador
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Características
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Omnisciente
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· Cuenta lo que ocurre dentro de la historia, pues no sólo relata lo que hacen los personajes, sino también lo que sienten y piensan. Omnisciente significa “que todo lo sabe y lo siente”.
· Su relato está estructurado en tercera persona.
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Personaje
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· Es un personaje de la historia.
· Narra los sucesos desde el punto de vista de una persona involucrada con los otros personajes y con las situaciones y las motivaciones de la historia.
· Su relato generalmente está estructurado en primera persona.
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Testigo
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· Cuenta sólo lo que se puede ver o escuchar.
· No conoce los sentimientos ni los pensamientos de los personajes. Sólo puede referirse a lo que los personajes mismos expresan que sienten o piensan.
· Es alguien que sabe del pasado únicamente lo que presenció o lo que le dijeron; del presente sólo sabe lo que alcanza a escuchar o presenciar, y nada del futuro.
· Puede no ser un personaje de la historia; sólo alguien que está enterándose de lo que pasa.
· Su relato también usa la tercera persona.
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Interlocutor
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· Es como una voz que se habla a sí misma.
· Usa el pronombre tú para estructurar el relato.
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Ejemplos del uso del narrador protagonista:
Me había ido a Suiza en vísperas de Navidad, esperando, por experiencia, pasar un mes con un tiempo tan magnífico como reparador. Había escrito para reservar una habitación en el Hotel Beau Site, y al llegar me encontré con la agradable sorpresa de ver que por la modesta suma de doce francos al día me habían adjudicado una habitación en el primer piso que tenía dos camas. Era la única disponible, pues el hotel estaba lleno. (“La otra cama”, Edward Frederic Benson).
Ese largo y angustiosos escalofrío que parece mensajero de la muerte, el verdadero escalofrío del miedo, sólo lo he sentido una vez. Fue hace muchos años, en aquel hermoso tiempo de los mayorazgos, cuando se hacía información de nobleza para ser militar. Yo acababa de obtener los cordones de Caballero Cadete. Hubiera preferido entrar en la Guardia de la Real Persona ; pero mi madre se oponía, y siguiendo la tradición familiar, fui granadero en el Regimiento del Rey. (“El miedo”, Ramón María del Valle-Inclán).
Ejemplos del uso del narrador omnisciente:
Juanita había dejado en su pueblo un novio; un novio a quien quería de todo corazón, como quieren los que no tienen otra cosa con qué ocupar su cerebro, y el novio Nicolás había prometido escribirle. Juanita esperaba con impaciencia aquella carta; pero, para su desgracia, la chica no sabía leer y vacilaba entre el placer de recibirla y el disgusto de tenerla entre las manos, anhelando conocer el contenido; de modo que unas veces deseaba la llegada de la carta y otras, tenía miedo de recibirla. (“Problema irresoluble”, Vicente Riva Palacio).
Lo que Vélez menos entendía era lo de la lata de sardinas. La esposa aseguró al sargento que en la casa no había ninguna lata de sardinas cuando ella salió. Sospechó que don Felipe pudo salir a comprarla por antojo, pero el tendero de la esquina declaró que la víctima no le compró la lata, aunque reconoció ésta como de la marca de las que tenía en existencia. Esa tarde había vendido tres latas, pero no recordaba a quién, porque era vigilia y los compradores no eran clientes habituales. (“El secreto de la lata de sardinas”, Pepe Martínez).
Ejemplos de narrador interlocutor:
Ahora reposa y siéntate. Dentro de un instante entrará un vendedor a explicarte que tu televisor está pasado de moda y que debes comprar el nuevo modelo. En pocos minutos convendrás con él las condiciones del crédito, lograrás que te acepten el viejo modelo en el diez por ciento del precio y te dirás que en verdad una mañana de uso ya es suficiente. (“El monopolio de la moda”, Luis Britto García)
Érase una
vez un labradorzuelo tan listo como astuto, de cuyas tretas podrían contarse no
pocas historias, aunque la más graciosa de todas es la burla y mala pasada que
le hizo al diablo.
Un día en
que el campesino había terminado su labor y se disponía a regresar a su casa a
la hora del crepúsculo, vio, en medio del campo, un montón de carbones
encendidos. Acercóse muy extrañado y vio a un negro diablillo que estaba
sentado encima.
- ¿Estás
sentado sobre un tesoro? – preguntóle el labrador.
- Sí –
respondió el diablo -. Sobre un tesoro en el que hay más oro y plata que jamás
viste en tu vida.
- El tesoro
está en mi campo, y, por tanto, me pertenece – dijo el labrador.
- Tuyo será
– replicó el diablo – si durante dos años te comprometes a darme la mitad de lo
que produzca tu campo. Dinero me sobra, pero me gustan los frutos de la tierra.
El campesino
aceptó el trato, con una objeción:
- Para que
no haya peleas a la hora de repartir, tú te quedarás con lo que haya sobre el
suelo, y yo, con lo que haya debajo.
Parecióle
bien al diablo, sin saber que el astuto labrador había sembrado nabos. Cuando
llegó el tiempo de la cosecha presentóse el diablo para llevarse su parte; pero
sólo encontró marchitas hojas amarillas, mientras el labrador, alegre y satisfecho,
se quedaba con los nabos.
- Esta vez
has llevado ventaja – protestó el diablo -, pero a la próxima no te valdrá.
Será tuyo lo que crezca encima del suelo, y mío lo que haya debajo.
- Conforme –
dijo el campesino. Pero a la hora de la siembra no plantó nabos, como la vez
anterior, sino trigo. Ya maduro el cereal, el hombre se fue al campo y segó los
tallos a ras del suelo, y cuando se presentó el diablo, al no encontrar más que
rastrojos, enfurecido se precipitó por un despeñadero.
- Así se
caza a los zorros – dijo el campesino mientras se llevaba el tesoro.
Sobre la
traducción para la edición impresa de Ed. Labor
© Francisco
Payarols – 1955
2.- Indica
la estructura del cuento: “El labrador y el diablo”
Presentación:
Desde:…………………………………………………………………………………………….
Hasta
:…………………………………………………………………………………………….
Desde:………………………………………………………………………………………………
Hasta
:……………………………………………………………………………………………..
Desde:……………………………………………………………………………………………….
Hasta:………………………………………………………………………………………………..
3.- ¿Qué
personaje o personajes aparecen en la presentación?
4.- ¿Quién
es el personaje protagonista? ¿Y el antagonista?
-
Protagonista:
-
Antagonista:
5.- ¿En qué
lugar y tiempo se sitúa la acción del cuento?
- Lugar:
- Tiempo:
6.- ¿Cuál es
el hecho que inicia la acción?
.
7.- Enumera
los hechos que ocurren en el cuento por orden cronológico.
.
8.-¿ Cómo
describe el narrador al labrador?¿Subraya en qué parte del cuento se halla
dicha descripción?
.
Presentación – nudo – desenlace.
9.-¿Qué
predomina en el nudo de la narración, la descripción o el diálogo.
.
10.- Lee los
diálogos que aparecen en el cuento y copia uno de ellos. Después deduce sus
características.
. Diálogo:
.
Características:
11.- ¿ Cuál
es el hecho final o desenlace?
.
12.- ¿En que
persona está narrado el cuento?
Desde el s.XVIII ha habido muchos intentos de clasificación de los cuentos. Todos muy arriesgados, porque son pocos los cuentos que se ajustan a un tipo en exclusiva.
Sin embargo, aquí tienes una, en la que los cuentos se agrupan según el autor, el destinatario, el tema y los personajes | |||||||||
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ESTRUCTURA Y ELEMENTOS DEL CUENTO POLICIAL
El Cuento Policial from analiamaraboli
UN CUENTO POLICIAL DE MARCO DENEVI
UN CUENTO POLICIAL DE MARCO DENEVI
Rumbo a la tienda donde trabajaba como vendedor, un joven pasaba todos los días por delante de una casa en cuyo balcón una
FIN
La Espera
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SI TE INTERESA Y QUERÉS LEER MÁS POLICIALES, te dejo este enlace
EL CUENTO DE TERROR
. VAMOS A TRABAJAR AHORA SOBRE UN TIPO
CONCRETO DE CUENTOS: LOS DE TERROR
TODOS HEMOS
SENTIDO EN ALGÚN MOMENTO MIEDO.
PERO ¿QUÉ ES
LO QUE MÁS NOS
ASUSTA?
¿LO
DESCONOCIDO?
¿LA
OSCURIDAD?
¿LA
SOLEDAD?
¿LOS
SUSPENSOS?
¿ NUESTRO
VECINO DEL QUINTO?
PRONTO LO
DESCUBRIREMOS, PERO, SOBRE TODO,
NO
TE FÍES DE NADIE.......................
La puerta de atrás
Raúl Cuellar
Las cenizas del cigarrillo de Eduardo caían balanceándose
suavemente sobre la alfombra escarlata. Su única intención era calmar sus
nervios, pero por momentos aseguraba que sería imposible. Las insaciables
presencias que habitaban desde hace ya más de una semana en su cuarto lo tenían
en un constante estado de shock. La hora del receso se hacía imposible allí
adentro, donde comenzó a creer que su sentido común lo abandonaba. La última
pitada no pudo lograr el resultado exigido así que, como debía ser, intentaría
prendiendo otro cigarrillo para así persistir hasta que sus nervios cesasen esa
alteración con la que se volvía imposible convivir. La habitación se encontraba
apenas iluminada por el fuego que salía desde el hogar, presentando una imagen
enteramente maquiavélica, de esquina a esquina. Su cuerpo se veía iluminado por
un siniestro intercalado de rojo y negro, rojo, por la fuerza casi omnipotente
que las llamas imponían en aquel lugar, y negro provocado por el sagaz intento
de la oscuridad de prevalecer.
La puerta no se ubicaba a más de dos metros detrás suyo, del
lujoso sillón negro sobre el cual se hallaba sentado. Comenzó a balancearse
sentado, hacia atrás y luego hacia adelante, como si navegando, como si sobre
una pequeña lancha particular estancada, recibiendo los constantes golpes de
las olas producto de un viento estremecedor. Vientos del sur, ya que también de
ellos podía sentir el frío que lo sosegaba. Frío, que no había ni estufa ni
hoguera que pudiese combatir. El temor se veía reflejado en sus fauces, una
siniestra mueca sin sentimientos se situaba en su desmejorado rostro.
La puerta negra, de madera corriente, no tardó en colaborar
con aquel ambiente de tensión. Unos pequeños golpes comenzaron a oírse detrás
de aquélla provocando una sensación lúgubre, estremecedora. Su corazón daba un
salto por cada estruendo y sus pupilas se dilataron, mientras acercaba
rápidamente el cigarrillo hacia su boca para nuevamente tragar el humo
salvador. Cerró los ojos durante veinticinco segundos, los impactos sobre
aquella frágil barrera de madera que detrás suyo sin intención alguna lo protegía
siempre y cuando las agresiones a ellas no eleven su potencial.
Finalmente las peculiares colisiones comenzaron a elevar su
potencial considerablemente. La puerta no soportaría mucho tiempo más, sin
embargo, él seguía firme en su contoneo sin perder el compás. Volvió nuevamente
a cerrar los ojos cuando, finalmente la inestable valla cayó realizando el
sonido más perturbador que en su vida oyó. La caída de la puerta no fue una
caída normal, el ensordecedor alboroto que provocó tuvo la compañía de uno mucho
más relevante. Un viento comenzó a oírse precipitándose raudamente hacia la
imponente llamarada que nada tenía que desearle a la magnitud del sonido. El
aire se volvió sumamente espeso, podía cortarse con un cuchillo y el fuego
comenzó a amainar su intensidad con una lentitud precisa, única, perfecta para
que no diese a notar que lo estaba haciendo.
Su brazo comenzó a pesarle demasiado, definitivamente ya no
podría probar nuevamente el hechizo tranquilizador que mantuvo su paciencia
hasta ese momento. En su desesperación lo intentó por mil métodos, pero nunca
lo consumó mientras el fuego finalmente se desvanecía en aquella tétrica
escena. Sus dedos comenzaron a estirarse y en cuestión de quince segundos
desarrolló una infalible vista de gato, comenzó a ver tras las tinieblas
permitiéndose por fin verse cara a cara con las presencias que invadían el
lugar.
Sus dedos medían alrededor de treinta centímetros ya y la
fuerza de la gravedad comenzó a tirar fuertemente su cuerpo contra el sillón.
Vio frente suyo una silueta diabólica, sin forma precisa, pero la suficiente
como para poder deducir que su tamaño se acrecentaba desmedidamente y
titilando. Finalmente la tranquilidad perdió el protagonismo en su cerebro. Su
cabeza comenzó a sentir fuertes dolores que se elevaban a niveles
insoportables, mientras aquella extraña figura se acercaba cada vez más y, aún
sin saber sus verdaderas intenciones debía evitarlo de algún modo.
La gravedad lo recostó en una posición digna de un
contorsionista ruso sobre el sillón, pero su brazo derecho colgaba por detrás
del apoyabrazos. Desesperó. Comenzó a apretar sus dientes para soportar las
jaquecas y cerró sus ojos para no ver al enajenado espíritu frente suyo. Su
frialdad no la perdió en ningún momento, y calculó que en cuestión de veinte
segundos eso ya se habría posado frente suyo, quizás provocándole algún
tormento.
Los dedos de su mano derecha se retorcían en el piso,
intentaban hallar el cigarrillo. El tiempo se agotaba y más allá de aquel
personaje que se hallaba acercándose aterradoramente, supo que lo que ya no
soportaría sería el dolor de su cabeza y el de su cuerpo por aquella imposible
posición que éste había adoptado. Lo encontró, las puntas de sus dedos índice y
pulgar se hallaban tomándolo y, con un esfuerzo sobrehumano, comenzó a competir
contra el infinito peso del aire hasta llegar a su boca. Abrió los ojos y una
mano escalofriante se halló delante de su frente casi cubriéndole la visión.
Apoyó el cigarrillo sobre su boca e inhalando fuertemente
una larga pitada, comenzó a sentir nuevamente el aire con mucha más liviandad.
Abrió sus ojos y en cuestión de segundos el fuego renació de las cenizas. Tomó
nuevamente su debida posición en el sillón, le pegó una última pitada para así
finalmente, balanceándose hacia atrás y hacia adelante a un ritmo muy seductor,
llegar a la conclusión de que debía calmar sus nervios.
fuente:http://www.losmejorescuentos.com
otro cuento
Llamada local
Walter Pohl
Sabía que la noche iba a transcurrir sin sobresaltos, los
chicos eran obedientes y educados. El niño tenía cuatro años y la niña siete.
No era la primera vez que en su trabajo de niñera tenía que
cuidar de ellos. Además los padres pagaban bien.
--- No tiene de que preocuparse¬, vayan tranquilos hoy es
una linda noche para salir--- les dijo.
--- Sabiendo que los chicos se quedan con vos estoy
tranquila--- le confió la madre. Una mujer de unos treinta y siete años de una
belleza natural y unos modales exquisitos.
Se escucharon dos bocinazos desde afuera.
--- Bueno me voy, mi marido está impaciente. Cualquier cosa
me llamás al celular. Hace más de una hora que los chicos duermen…
--- Que la pase bien y no se preocupe.
La dueña de casa cerró la puerta y corrió hasta el auto que
marchó sin más demora.
La niñera caminó hasta la cocina y encendió la luz. Todo
estaba como la vez anterior que había sido contratada para cuidar a los chicos.
Una larga mesa de algarrobo y sillas haciendo juego. Una heladera donde se podía
guardar a una res recién faenada y toda clase de electrodomésticos. Todo
decorado con muy buen gusto y mucho dinero de por medio.
Salió de la cocina y caminó hasta la habitación de los
padres. Encendió la luz y caminó através de una inmensa cama y una antigua
cómoda de cedro cuya superficie estaba repleta de perfumes carísimos nombrados
en un francés impronunciable y pequeños frasquitos y potes conteniendo
maquillaje hasta el gigantesco placard de puertas espejadas. Siempre era un
deleite explorar el guardarropa y descubrir nuevos vestidos, conjuntos de ropa
interior de finos encajes y zapatos de taco alto que aún no habían tocado el
suelo. Volvió a la sala sin dejar de pensar en el abismo de diferencia que
había entre ella y esa gente.
Se sentó en el sillón más mullido a mirar televisión y se
quitó de la cabeza las ideas amargas que experimentó momentos antes. Demasiado
cómoda y demasiado tranquila no pudo evitar que la atacara el sueño. La
despertó el teléfono que sonó tres veces antes de que ella lo atendiera.
--- Esta mujer no tiene paz, ni siquiera se queda tranquila
teniendo a alguien que le cuide a los hijos --- dijo mientras se desperezaba
camino al teléfono. Levantó el tubo.
--- ¿Hola?--- nadie respondió del otro lado.
--- ¿Hola, quien habla?
---…Estoy en la habitación jugando con los chicos…--- la voz
sonó profunda y maliciosa --- ¿Por qué no subís a jugar vos también?---.
Miró su reloj, eran las 03:30 hs. Miró el televisor y vio
que la programación estaba terminada y remplazada por rayas y un sonido áspero
y monótono.
--- ¿Por que no se deja de molestar? ¿No vio la hora que
es?--- colgó, avanzó unos pasos y apagó el televisor.
Bostezó y se desperezó otra vez. Se le antojó un café y se
encaminó hacia la cocina. Cargó con café la cafetera blanca y moderna, después
con agua y se cruzó de brazos mientras se recostaba en la mesada a esperar que
el aroma comenzara a esparcirse en la cocina.
Pensaba en que otras cosas podría haber hecho en vez de
cuidar chicos si hubiese tenido la oportunidad de estudiar en lugar de salir a
trabajar. Pero eran puras ilusiones, los medicamentos que tomaba su madre eran
carísimos y alguien tenía que pagarlos. Su hermana mayor trabajaba de mucama en
el hospital y ella había dejado los estudios para ayudar.
Cuando tenía la oportunidad de trabajar para esta gente
aprovechaba para relajarse y soñar aunque más no fuese por un momento que ésta
era su casa, sus pertenencias, sus ropas caras y perfumes.
Cierta vez se había probado uno de los vestidos de la señora
de la casa, se había calzado unos zapatitos muy suaves de un taco tan fino como
alto. Y bajo el amparo de saber que los chicos dormían se había paseado
alegremente por la sala y se había detenido luego frente a cada espejo a
observar su joven y esbelta figura. Después llena de excitación y confianza se
había probado un conjunto de ropa interior negro y se había arrojado sobre la
cama riendo y feliz. Después de cerrar los ojos y pasar su mano por el vientre
y sus pechos por unos segundos la había deslizado debajo del negro encaje hasta
su entrepierna y había girado quedando boca abajo, elevando las caderas
rítmicamente hasta llegar al clímax con un gemido ahogado. Minutos más tarde,
cuando su respiración se había normalizado y el tenue rosado del rubor sexual
había desaparecido de sus mejillas y de su pecho, había devuelto las prendas al
placard, volviendo ella a sus jeans gastados y a su buzo de algodón.
Salió de su ensoñación cuando la cafetera terminó de verter
todo el agua hirviente a través del filtro y el café, en la jarra. Tomó una
gran bocanada de aire y suspiró pensando que tal vez esa noche podía repetir
esa experiencia. Se sirvió una taza humeante y retornó a la sala de estar.
Apenas se sentó en el sillón, el teléfono comenzó a sonar otra vez.
La joven dejó con fastidio la taza sobre la mesa ratona y se
levanto con resolución para tomar el tubo.
--- ¿Hola? ¿Holaaaaa?, si sigue molestando voy a llamar a la
telefónica y voy a hacer una denuncia.
Esta vez la voz sonó notablemente mas agitada:
---…ya jugué con los chicos ahora quiero jugar con vos…
Colgó el teléfono con brusquedad y miró la escalera que daba
a la habitación. Decidió ir a ver si los niños seguían durmiendo aún, pero al
llegar a los primeros escalones y ver la oscura boca en la que se perdían los
últimos peldaños se detuvo inmediatamente. Un dedo frío e invisible le recorrió
la espina dorsal e hizo que su respiración se hiciera difícil y entrecortada.
Caminó nuevamente hasta el teléfono y llamó a la operadora.
Después de unos minutos fue recibida su llamada y explicó su situación
brevemente. Respondió algunas preguntas de rigor y se dispuso a esperar.
--- Señorita --- dijo una joven voz de hombre del otro lado
--- las últimas dos llamadas que usted ha recibido provienen de un teléfono
local. Para ser exacto, de una línea que corresponde a su misma dirección.
Fíjese si no le están haciendo una broma, si no es así le aconsejo que llame a
la policía… y mejor salga de la casa, por si a caso. Tenga usted buenas noches
---.
Colgó y volvió a mirar en dirección a la escalera.
El teléfono quedó mudo por algunos segundos mientras la
niñera pensaba que hacer, y volvió a sonar por tercera vez haciendo esta vez
que la joven ahogara un grito.
Se corrió un mechón de pelo de la cara y levantó el tubo sin
decir una sola palabra
Era la misma voz pero esta vez sonaba mas calma.
---…si no subís a jugar voy a bajar yo…---.
Cortó la comunicación y llamó a la policía explicando
apresuradamente lo sucedido.
El oficial que la atendió le pidió encarecidamente que
abandonara la casa, le dijo que había una patrulla muy cerca de allí y que en
breve estarían en la casa, que no tardaría mas de un minuto.
Y así fue, abrió la puerta del frente, corrió hacia el frío
exterior cruzando la calle y se quedó temblando en la vereda de enfrente
mirando la fachada de la propiedad iluminada por la luz de la calle.
Un par de minutos después llegó la patrulla con dos policías
que la interrogaron rápidamente y entraron empuñando las pistolas
reglamentarias. Se encendió una luz en el interior de la casa, casi
inmediatamente se oyó una sucesión de disparos. Pasaron cinco minutos, casi
eternos.
Los policías salieron, uno se encaminó hacia ella y el otro
hacia la patrulla. Mientras el segundo hablaba por la radio el primero se paró
junto a ella, exhibiendo una herida hecha con algo cortante en el cuello. No
parecía muy grave a pesar del sangrado profuso.
--- Señorita, usted no se imagina la suerte que tiene… ¿Los
chicos en la habitación de arriba estaban a su cuidado?
No era para sorprenderse que el policía dedujera que no era
la madre. Su corta edad y su ropa humilde la delataban.
--- Si así es, ¿Ellos están bien? ¿Les pasó algo?
El policía la evaluó por un momento con la mirada y solo vio
a una jovencita de unos 17 años que temblaba de miedo ante una situación que no
terminaba de comprender.
--- ¿Puede contactarnos con los padres? Es realmente urgente
que hablemos con ellos.
La niñera se encaminó hacia la puerta de entrada pero el
policía la retuvo del brazo con firmeza.
--- No entre, no le va gustar lo que hay para ver…
--- ¿Qué pasó con los chicos? ¿Están bien?..dígame que están
bien por favor…
El oficial le tomó los hombros con ambas manos en gesto
paternal.
--- Nena, estuviste bien al llamar a la policía y salir de
la casa, de no hacerlo vos también estarías muerta. Aparentemente alguien trepó
por atrás y abrió la ventana de la habitación de los chicos… tenía una cuchilla
de carnicero… los abrió desde el ombligo a la garganta.
La joven sintió nauseas y se sentó en el suelo para evitar
caerse, sentía que todo le daba vueltas.
El policía se inclinó y le apoyó una mano en la cabeza.
--- No te culpes, hiciste lo que debías. No hubieses podido
hacer otra cosa.
En ese mismo momento un auto grande y plateado estacionó
detrás de la patrulla. El policía se incorporó mientras los padres de los niños
muertos caminaban apresurados y con gesto interrogante hacia él.
Horas mas tarde una mujer de unos cincuenta años, pasó a
buscar a la joven por la comisaría.
Con espanto escuchó la historia por parte del oficial de
policía y solo pudo abrazar a su hija y sentir una pena inmensa por los hijos
de la pareja y por ellos también.
El padre de los chicos estaba hablando acerca de la autopsia
y la demora en la entrega de los cadáveres con el comisario, fumaba muy
despacio y parecía desvastado física y emocionalmente.
La madre estaba sentada y miraba un punto fijo en la pared,
su belleza y su gracia se habían esfumado. Se sentía vacía y sin entender
enteramente los sucesos de horas anteriores, los sentimientos golpearían mas
tarde en horas, días, meses y años posteriores.
La joven niñera aún abrazada a su madre giró su cabeza y
miró por sobre su hombro a estas dos personas que acaban de perder
absolutamente todo lo que realmente les importaba.
Recostó su cabeza en el pecho de su madre y la apretó con
fuerza. Secretamente sonrió mientras sentía correr lágrimas por sus mejillas.
Después de todo, pensó, su vida no estaba tan mal.
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